viernes, 29 de mayo de 2020

LA SOMBRA DEL VIRUS ES ALARGADA

La sombra del virus es alargada. Se mete en todo y en todos los que nos rodean. Que vas a comprar el pan, evidentemente la barra se sirve con conversación de COVID incluida, que te tomas un café en una terraza ,ahora que puedes, no lo haces nunca sola, te acompañan la mascarilla y el hidroalcohol, que sales a tomarte una caña con las amigas , ahora que también puedes, pues además de no poder emborracharte porque te da miedo hacer una exhalación de la amistad que ahora no se permite, todas las conversaciones derivan en lo único, el coronavirus. No es sano pero es absolutamente normal. El virus ha atacado a algunos con dureza y nos ha tocado a todos con firmeza porque se ha llevado nuestros abrazos, nuestros besos y lo que es peor nuestras conversaciones. No sabía yo que iba a echar tanto de menos hablar del conflicto catalán , de la liga de fútbol, de las actividades extraescolares que me tenían frita, de los lugares para celebrar los cumpleaños de los niños, de los bikinis, de las piscinas, de las vacaciones o de los jefes. Mientras los políticos nos avergüenzan en el Congreso con sus fondos y con sus formas, a nosotros se nos ha tragado el coronavirus. Se nos ha tragado porque no somos capaces de pensar en otra cosa que no sea eso. Y quizá es lo más saludable, al menos en lo que a salud física se refiere, porque mientras lo tengamos tan presente también tomaremos precauciones, pero lo cierto es que psicológicamente es machacante. En el trabajo, todas las noticias que redacto son de coronavirus, en casa la lejía me acompaña a todas partes, cosa del coronavirus, cuando regaño a mi hijo es porque no se lava suficientemente las manos y no es consciente del peligro del coronavirus, con tus padres a distancia por el coronavirus, con tu hermano que vive lejos, llamadas de coronavirus...Vaya que todos los españoles que hace unos meses éramos entrenadores de fútbol, economistas, tertulianos ... ahora somos todos especialistas en coronavirus, y eso que realmente no sabemos nada de "el bicho". No quiero que me entendáis mal, que no me quejo, que afortunadamente hemos tenido la suerte, mi familia y yo, de estar todos sanos, pero yo noto un empobrecimiento intelectual en estos meses brutal. Me siento culpable pero no me interesa nada que no sea coronavirus y siento que a mi alrededor a nadie le interesa nada que no sea coronavirus. Nos han quitado las celebraciones, los conciertos, el teatro, los botellones e incluso los amantes, quien los tuviera... Nos lo han quitado todo y nos lo han cambiado por tres cosas : el miedo, el mono tema del virus y un teléfono móvil. Las derivaciones emocionales y psicológicas que va a tener esto son para mi todo un misterio

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