martes, 2 de abril de 2013

ARROZ PARA MARÍA Hoy me he pasado en la compra. He comprado doble de leche, patatas, huevos , yogures, arroz… No sé . Unas quince o veinte cosas que no necesitaba. No eran para mí. Eran para María. Me la he encontrado en la puerta del supermercado. He ido a darle dinero y no lo ha aceptado. No quiero dinero, necesito comida- me ha dicho- algo que poder cocinar esta noche a mis niñas. María tiene 33 años, dos hijas y un agujero en la barriga. Le salió hace tres años cuando le echaron del trabajo y le ha ido creciendo mes a mes, día a día. Es un agujero negro de pobreza que cada día se hace un poco más grande y cada día la consume un poco más. Ella no forma parte del 0,17 por ciento de castellano manchegos que han encontrado trabajo este mes de marzo- menuda estadística, con casi 6 millones de desempleados , a algunos les debería dar vergüenza decir que es un dato optimista-. María tiene cara de buena mujer y para una buena mujer tiene que ser muy difícil ponerse a pedir comida y más difícil todavía pensar que si no consigue nada sus niñas se irán a la cama con un cuento bajo el brazo y muchos ruidos en las tripas. Cuando he salido por la puerta y le he dado la bolsa se le han iluminado los ojos y a mí se me ha entristecido el alma. María lo lleva escrito en la cara. Sabe demasiado de esta vida, por eso no tiene ni idea de los rifi rafes políticos, ni de la prima de riesgo, ni del caso campeón, ni de los papeles de Bárcenas. María solo sabe que era una mujer normal, sencilla, con lo justo para vivir feliz y de repente este país de mangantes y sinvergüenzas se l e vino encima. El tsunami de las corruptelas y de los desalmados le arrasó a ella como mañana me puede arrasar a mí. Y no es justo. Un país donde una buena mujer tiene que pedir en la puerta de un supermercado es un país indigno e indignos somos todos los que formamos parte de él y estamos callados. Hace dos años María jamás pensó que iba a tener que pedir para comer, como tampoco yo lo pienso hoy. Pero está pasando, pasa todos los días en todas las ciudades. Los niños comen y cenan en casa de los abuelos porque en casa de sus padres ya no hay nada en la nevera …¿y el día que los abuelos se vayan? Hace unos meses me encontré a una antigua amiga en la calle. Su madre se murió en 15 días, un cáncer fulminante. ¿sabéis lo que me dijo? Estoy destrozada y encima nos hemos quedado sin la pensión. Creo que la frase lo dice todo ¿no? Insisto, se me parte el alma. María y sus dos niñas cenarán esta noche unas patatas con salchichas y un yogur, y no me siento mejor. Al contrario, siento una nausea tremenda . Una nausea que me condena… Muchas gracias- me ha dicho María- que Dios lé de mucha salud, yo hoy tengo más esperanza y sé que voy a encontrar pronto trabajo. Le he deseado suerte, pero no es suerte lo que necesita, lo que necesita es justicia. Ojalá María, ojalá te llegue pronto.