sábado, 22 de octubre de 2011

JULIA Y MARGARITA

Muchas veces la vida te sorprende, te deja un sabor agridulce en la boca y te recuerda que casi nadie es lo que parece , o mejor dicho , que uno es lo que parece mientras le conviene y luego se convierte en alguien diferente , a quien dejas de conocer, o mejor dicho, a quien ya no quieres conocer..Por eso , en este panorama global, conocer a gente como mi amiga Julia, Juli como la llaman casi todos, es un regalo que mantiene en tu mente dos palabras que , muchas veces, parecen imposibles de sostener: querer y creer…
El otro día Julia , con todas las letras, porque se las merece todas y se le quedan cortas, volvió a demostrarme que hay que creer y como no, que hay que querer. Contaba Julia , ella me perdonará que acorte la historia y que la cuente con menos gracia que ella, contaba, que se encontró en un portal a un mujer, tirada en las escaleras, con la cara llena de chocolate y con bastante mala pinta. Muchos, la mayoría, ni nos habríamos acercado a ella ¿para qué, verdad? ¿por qué arriesgar nuestra cómodo paseo para auxiliar a alguien asi? Pero Julia sí se paro, la levantó y le hizo una pregunta tan sencilla como poco habitual : ¿qué le pasa, puedo ayudarla? Le preguntó su nombre. Margarita… yo me pregunto ¿cuántos de nosotros nos hubiéramos preocupado por saber su nombre?
La señora le contó que sufría narcolepsia, que se había quedado dormida allí, mientras se comía un bollo de chocolate… Julia no solo la ayudó a levantarse, la limpió la cara, la limpió las manos, la auxilió… La cogío del brazo, del bracete como dice ella, a la desconocida sucia , y la ayudo a llegar a su casa… Vivía en Gran Via…Sí, a Julia también le sorprendió, pero al acompañarla descubrió que su casa era una caja de cartón, en medio de la Gran Vía… Esa era su casa, unos cartones en los que resguardarse... Mientras Julia intentaba a ayudar a Margarita a acomodarse en su “hogar” , decenas de lecheras de la Policia Nacional se posicionaban a lo largo de la Gran Via… mientras se desplegaban para guardar la seguridad ciudadana , evidentemente ninguno se fijo en Julia , y mucho menos en Margarita
A los pocos minutos , marchaban por la Gran Via miles de “indignados”, indignados 15 M ,indignados por la situación actual de nuestro país, indignados por el gobierno, por el sistema, por el capitalismo… pasaron a pocos centímetros de los cartones… evidentemente ninguno se fijo en Julia, y mucho menos en Margarita
Una pareja de novios aprovechaba tener la Gran Via cortada para hacer sus fotos de boda, evidentemente los felicies recién casados no se fijaron en Julia, y muchos menos en Margarita
Pasaron 2 UVIS móviles, centenares de ciudadanos, gente que repartía publicidad de restaurantes, seguro que pasaron por allí electricistas, abogados, periodistas, maestros, veinteañeros, cincuentones… nadie se fijó en Julia y mucho menos en Margarita
Por eso , cuando Julia me contó desenfadadamente lo que le había pasado, como si fuera algo normal, algo cotidiano, sin darle importancia , me di cuenta que en el mundo , en el mundo en el que yo vivo, en el que muchos vivimos, hay muy pocas Julias y desgraciadamente muchas Margaritas y no quiero que me pase como a la policía, a los del 15 m, a los novios, a los centenares de ciudadanos que pasaron ese dia por la calle, en aquel momento y en aquel lugar… yo si quiero ver a Julia, para imitarla, y quiero ver a Margarita, para ayudarla… necesito CREER Y QUERER

No hay comentarios: